LA CRÍA DE PALOMAS EN LA
HISTORIA
3.1 La cultura romana
Roma desarrolló la cría de palomas, como una actividad
complementaria de la agricultura, de manera que no era raro ver pichones en los
mercados de las ciudades romanas, como un producto alimenticio más, ni fueron
extrañas las recetas culinarias que los elaboraba, ni el adiestramiento en la
mensajería, sobre todo en las campañas bélicas, como tampoco lo fue la paloma
criada para fines litúrgicos o rituales.
Aunque también, otras civilizaciones del Mediterráneo antes
que ellos, como la griega apreciaron la cría y uso de las palomas, figurando
las torcaces ya en los siglos V y VI a. de J.C., como manjar en las mesas
atenienses. La racionalización de la agricultura y su incorporación a las
tierras de Iberia a través de la romanización, parecen marcar el inicio de los
palomares en nuestras tierras.
Por su importancia en la economía familiar complementando la
obtención de otros recursos, el propio derecho romano estableció ciertas normas
de caza y cría de palomas y son relativamente abundantes, la citas acerca de
las palomas en los autores romanos. El derecho romano cuando trata de "los
medios para adquirir la propiedad de algún bien", alude a la caza y pesca,
como medios de obtener bienes
" Sólo pueden ser cazados los animales salvajes ( ferae
bestiae) o los domesticados que hayan perdido el animus revertendi o hábito de
volver a la casa del dueño, como las palomas, ciervos, etc.; nunca los
domésticos, como gallinas, caballos, etc. Discutido era entre los jurisconsultos
romanos si el animal herido y perseguido se hacía ya propiedad del cazador o se
requería la efectividad de aprehensión".
P. 345. J. Arias Ramos " Derecho romano. Parte general
- Derechos reales. Obligaciones y sus
clases". Tomo 1, 6ª edición. Editorial Revista de
Derecho Privado. Madrid. 1954.
Son muchos los testimonios del aprecio que los romanos
dispensaron a las palomas, así como son abundantes también sobre la formas de
criarlas; por ejemplo en la obra de Lucio Junio Moderato Columela, el cual
puede ser considerado unos de los mejores tratadistas agrónomos de la
Antigüedad, además de poeta, astrónomo y filósofo.
Nació en Cádiz, adquiere su vocación y conocimientos del
campo trabajando con su tío, un hacendado de la Bética, se trasladó cuando tenía
unos 30 años a Roma y allí se dedicó a dirigir sus propiedades agrícolas hasta
su muerte, que al parecer le sorprendió en el año 54 d. de C., en uno de sus
viajes.
Fuente: Mercedes Souto - LA CRIA DE PALOMAS EN LA HISTORIA
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