Cuidados con los gatos
Los gatos pueden convertirse en gourmets muy exigentes si
les permitimos que no“tomen el pelo” con la comida. Será culpa nuestra si
tenemos que tirar latas enteras a la basura, porque “el pobrecito” no se las ha
querido comer. Si no se le ofrece nada más que ese alimento, en ningún caso
(siempre que hablemos de un animal sano) se morirá de hambre y acabará
comiéndose lo que antes rechazó. Respecto a este tema, más vale que pongáis las
cosas claras, porque se pueden volver muy cabezotas.
Ni que decir tiene que la bebida por excelencia es el AGUA.
A los gatos les gusta la leche, pero un animal adulto no la necesita y muchos
ni siquiera la toleran bien, ya que no son capaces de digerir la lactosa que
contiene la leche de vaca. Si de todas formas queréis darle leche a vuestro
gato, lo ideal es rebajar la leche entera (no desnatada) con algo de agua y por
supuesto sólo ofrecérsela de vez en cuando.
Los gatos mordisquean el césped cuando tienen acceso a un
jardín. Esto les ayuda a purgarse y a digerir o vomitar con mayor facilidad las
bolas de pelo que acumulan en su estómago después de acicalarse. Si no disponen
de un poco de césped, debemos darles una pasta comercial llamada malta, que
ayuda a que eliminen mejor los pelos ingeridos.
Un pequeño truco para los que tengan perro en casa. Para que
no se coma la comida del gato, tendremos que poner los comederos fuera de su
alcance, por ejemplo en un lugar elevado. Los perros no deben comer alimentos
para gato, ni los gatos los de perro, ya que sus necesidades alimenticias son
muy diferentes.
HIGIENE
Al gato, por instinto, le gusta enterrar sus excrementos.
Por ello resulta sencillo acostumbrarlo a hacer sus necesidades siempre en el
mismo sitio. Sólo es necesario que le proporcionemos una bandeja llena de arena
absorbente, y le enseñemos el lugar donde la hemos colocado.
La bandeja no debe estar al lado de su comedero, sino
preferiblemente en otra habitación a la que siempre tenga acceso y sea
relativamente tranquila.
El baño es una buena opción.
Creemos oportuno recordaros que los gatos en el exterior no
depositan sus heces en el mismo lugar que la orina. La mayoría de los gatos de
interior no muestran ningún problema al tener sólo una bandeja para las dos
cosas, pero si tenéis espacio en casa, podrías pensar en tener dos bandejas de
arena. Este punto es muy importante en casas donde conviven varios gatos. Aquí
es realmente indispensable que dispongan de varias bandejas para la arena, lo
ideal es una bandeja por cada gato.
Existen bandejas abiertas, con tapa, con trampilla para
entrar, y modelos realmente sofisticados. La bandeja ideal es una amplia
bandeja abierta y sencilla. Suele ser la que más les gusta a todos los gatos,
pero muchos se acostumbran también a las cerradas.
Debemos limpiar la bandeja con regularidad, mínimo una vez
al día, ya que a los gatos no les gusta pisar sus excrementos cuando vuelven a
utilizarla. De esta manera evitaremos también cualquier tipo de olor. Si una
bandeja huele mal, es porque no se ha limpiado con la frecuencia adecuada.
También se comercializan diversos tipos de arena. Cada uno
debe de elegir la que más le convenga y mejor acepte su gato. En cualquier
caso, las que tienen aromas incorporados, no son las más adecuadas, ya que el
olfato de los gatos es mucho más sensible que el nuestro y no las aceptan tan
bien. La mejor manera de que no huela mal, no es encubrir los olores, sino
limpiar la bandeja. Además se necesitará una pala para recoger las heces. Las
más prácticas son las de plástico, que se limpian luego muy fácilmente.
No es necesario bañarlos, ya hemos dicho antes que son muy
limpios, ellos mismos se acicalan. Pero si en algún momento hay que hacerlo lo
haremos con agua templada, un champú especial y mucha paciencia. Si el gato no
está acostumbrado al agua, puede ser un verdadero martirio para el dueño y el
gato. Si queréis bañarlos, debéis acostumbrarles desde pequeños, y hacerlo de
forma rutinaria (nunca más de una vez al mes). No emplear colonias ni perfumes,
los gatos los detestan y además ellos por sí mismos, no desprenden ningún olor
corporal.
En cambio, sí debemos cepillarlos para ayudarles a eliminar
todos los pelos muertos. Los gatos de pelo corto quizás no necesitan un
cepillado diario, pero para los de pelo largo es imprescindible. Si no, se
formarán unos nudos imposibles de desenredar y tendremos que pelar al animal y
quitarle todo el pelo. Acostumbrar a un gato a que se deje o incluso le guste
que le cepillen, es sólo cuestión de paciencia. Las zonas más difíciles suelen
ser la tripa y las patas. Solemos obtener mejor resultado y nuestro gato no se
impacientará tanto, si dedicamos 5 minutos diarios a cepillarles, en vez de
media hora una vez a la semana,
Fuente: www.funcatweb.com